4 mar 2010

Hereje!!


Me sorprendió en la calle ayer no la lluvia, sino cuando escampó. Estaba de tránsito de un recado a otro cuando sentí el calor de un rayo de sol que se escapaba entre los edificios. Un rayo agonizante y de última hora de la tarde que poco más duraría. El suelo olía a húmedo, a vida radiante de alegria que conseguía que el tráfico apenas me molestara, tan ensimismado como estaba.

Muy a mi pesar segui caminando para terminar mis recados. En definitiva tenía que visitar a 3 amigos. Uno nuevo, uno de mi infancia y otro de toda la vida. 3 casas, 3 vidas y 3 situaciones distintas que se han cruzado con la mía.La tarde incitaba cada vez más a ponerse a recordar.

Recordar todos aquellos momentos con gente con rostros difusos, nombres abstractos que se funden en la memoria. Aquellas otras vivencias sólo superadas o empeoradas con la persona que se vivieron. Amig@s y compañer@s fugaces, de un curso, un verano o una noche que toda la tecnologia del mundo no son capaces de juntar de nuevo y conciliar un momento como el compartido.

Recuerdos olvidados, de gente que te olvida y es mejor olvidar.La noche se acercaba y me fui dando cuenta, en el regazo de la luz fluorescente (pues las noches hace tiempo que no son oscuras), de como no era necesario este recuerdo. La gente se va, otros vuelven. Un amigo se pierde y no se entiende por qué. El cariño se anquilosa y se pierde en el fondo de un baúl lleno de polvo...pero todo se renueva, como cada noche al dormir la esperanza se renueva, los espiritus descansan y se vuelve a vivir.

Los compañeros de siempre y los que tienes en este momento son lo único válido. Anclarse en lo vivido es esperar que llueva para siempre, pasar frio bajo la luna y morir de hambre. Por eso todo lo ocurrido en mi vida pierde importancia.
Dejo el pasado para los abandonados, para los melancólicos y los poetas. No se puede vivir del recuerdo ni vivir sin recordar. Pero yo prefiero, simplemente, vivir.

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