Crecer , llorar, reir, sentir, y el que pueda quizás, amar. Desde su carácter más mundanal o hasta el que llevó a orfeo a bajar al mismo infierno a recuperar a su amor perdido. A veces todo a la vez, a lo largo de una vida o en 120 minutos. Conjunto caótico como lo es la locura de vivir. Sin mirar atrás, quizás sólo cuando el encanto de los amigos te ayuda a continuar, a luchar sin que el mundo parezca que gire para unos, mientras el mundo da vueltas sin parar para el resto de la humanidad.
Y que mejor causa, sino, para escribir.
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