2 may 2010

nudos

No siempre puedo controlar lo que pasa por mi cabeza. No puedo, ni debo, controlar la vida de los que me rodean aunque a veces, lo quiera o no, intervengo. No puedo saber cuándo comienza un pensamiento, ni cuando acabará. No puedo dejar de soñar despierto, ni evitar que me invadan las pesadillas. Tampoco puedo fingir eternamente que todo me da igual.

Pero por qué? porque yo me lo haya impuesto, o porque realmente mi cabeza funcione así? Es una cuestión temporal? y a quién le importa?. No importan los consejos baratos de ánimo que pueda recibir cuando estoy tan confuso... Normalmente veo las posibles salidas y las preparo, pero normalmente depende de mí la situación. Tanto es así que me cuesta horrores escribir unas líneas en las que quiero, a fin de cuentas, poner una idea detrás de otra y evitar que dejen de dar vueltas. He empezado prohibiéndome...intentando hacer memoria de una normativa básica. Pero en casos especiales, se requiere un plan especial, aparte de la normativa... o eso nos cuentan en urbanismo.

En esos casos, se establece una prioridad y se actúa con sensibilidad respecto a la misma. ¿qué quiero decir con esto? que a veces importa muy poco el sistema que tengas, se quedará corto. Un sistema es como la cola de la verdad. La verdad es el lagarto, nos deja la cola entre las manos sabiendo que bien pronto le crecerá otra. El sistema se quedará tan corto que te sientes impotente de no poder aplicarlo. Y es por tanto... inútil? no, pero el proyecto requiere sus propias reglas.

creo que he encontrado el extremo de la madeja

No hay comentarios:

Publicar un comentario