27 ene 2010

Un tigre de felpa


¡Qué suerte la mia! Por fin me acuerdo de un sueño, o me acuerdo de un sueño que realmente me guste. Incluso creo que se en qué estaba mi mente cuando llegó a eso. Puede que no estuviera dormido del todo y en el estado de entrevela la consciencia le echara un ojo a la actividad de su mismo reflejo liberado de tapujos que, se supone y algunos dicen, que es el inconsciente.

Una habitación normal, con un muro que quebraba y se empezó a amueblar, ganar vida inanimada y humana. La conversacion con varios anónimos se vio interrumpida por la aparición de un tigre. Grande, naranja, y cuyo movimiento me recuerda a una animación fotográfica, como si su misma presencia no estuviera rigida en una sola imagen y mutara con el paso a las distintas habitaciones. Desde el punto en el que me entonctraba sabía que el tigre se movía, pero no me sorprendia pensar que se estaria comiendo a alguien. ¿Realmente sabia que estaba soñando? En algun punto de este discurso inconsciente algunos elementos más surgieron. Se me planteó un nuevo problema, pues descubrí que mi obligación era enseñar a bailar al tigre.

Como se educa a un tigre? Comence por lo más basico, con la gramática mas simple escrita en una pizarra negra. El resultado, pese a que la situación podria haber resultado distinta, y si hubiera sido mi tigre una versión de hobbes, fue terrible. El tigre fotográfico variable y en la mayor parte de sus instantes, de felpa, no me hacia ni caso. Pasamos a la práctica, al baile sin música. Me doy cuenta de que fue una pelicula de cine mudo, pero que no era necesario. Quizás el mejor baile de mi vida, real o inconsciente, con la pareja más bizarra, peligrosa y hermosa que haya tenido nunca.
Excepto alguna mujer, claro.

1 comentario:

  1. felicidades cabrejillaaaas! continua con el blog, sigue escribiendo
    saludos

    A

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